sábado, 15 de agosto de 2009

El rey y la princesa

Hace mucho tiempo, en un país muy lejano vivía un buen rey con una hija muy hermosa en un gran castillo situado en un exuberante valle, con más de un millón de flores y un lago de aguas cristalinas donde nadaban miles de pececillos de colores. El rey era muy feliz en su querido reino con su adorable familia, el sol iluminaba cada mañana los rostros sonrientes de todos sus sirvientes y pensaba ya con su avanzada edad que nada podría ir mal, que dejaría todo bien atado a la hora de su muerte.

Sin embargo una mañana su joven esposa enfermó y callo en cama dos semanas completas antes de sucumbir y dejar la vida para ir al reino de los cielos. Para colmo de males, su hija rompió los lazos prematrimoniales que tenía con el príncipe vecino impidiendo de esta forma una importante alianza entre naciones que hubiera traído muchísima prosperidad a todos cuantos Vivian bajo el mandato del rey.

Tuvo entonces el rey, que contraer matrimonio muy a su pesar con una joven princesa de otra nación para establecer unas buenas rutas comerciales y que así no decayera el bienestar de su castillo.

La nueva reina era una hermosa chica que contaba con apenas unos años mas que la hija de nuestro rey, esta última como era la heredera natural de todos los bienes conocidos, era muy envidiada y temida por su nueva madrastra, era tal el temor de esta a perderlo todo que casi rozando la locura envío a unos hombres del pueblo que solían regentar tugurios de mala fama a matarla, pero ellos en lugar de acabar con su vida y tras violarla, decidieron que sería más rentable obligarla a prostituirse en una casa de citas de la capital, tapándola eso si, el rostro con una mascara de cuero para que así nadie la reconociera.

El viejo rey callo en un profunda depresión, perdida su esposa y ahora su hija no tenía nada por lo que vivir, de un día para otro comenzó a tratar mal a sus sirvientes, exigió más impuestos a los campesinos y fue mucho más duro con los ladronzuelos de los barrios pobres pues con las torturas, junto a las ejecuciones hacían que el rey ahogara sus penas y su resentimiento contra el mundo que tan mal lo había tratado. Destruida su buena fama con una rapidez nunca vista, ahora era conocido como el tenebroso, aquel que hacía llamar a las prostitutas a palacio para fornicar violentamente y golpearlas, llegando en alguna ocasión a matar a alguna joven de mala la vida, sin embargo de entre todas, se encariño sin darse cuenta por una chica de cuerpo perfecto, sinuosas curvas a la que ocultaba su rostro una mascara de cuero, era a la única a la que no golpeaba y trataba con cariño cuando utilizaba su cuerpo para satisfacer sus lascivos deseos.

En el pueblo los hombres cansados de pagar los altos impuestos, artos de que les mataran a sus hijos por robar trozos de pan o incluso por la escasez de señoritas de compañía se organizaron y decidieron que el límite que había sobrepasado el rey era ya más que suficiente, asaltaron y prendieron fuego al castillo matando a todos los que en su interior se encontraban. Tuvo suerte el rey, pues se encontraba en ese momento junto a su delicada rosa, sobre una cama de seda en la casa de un duque muy amigo de la familia.

Cuando la joven vio que su madrastra había muerto, una noche se retiro la mascara y confeso al viejo quien era, el rey se dio cuenta que esa joven era su propia hija y la obligo a casarse con el, sin saber eso si, que la noche de bodas, un pajarillo que todo lo había observado entraría por la ventana de su habitación y le arrancaría los ojos a picotazos, transformándose posteriormente en la difunta reina, la cual cuidaría no solo del reino si no también de la joven hasta que todo, esta vez si, estuviera bien atado.

El rey fue encerrado en una habitación tapiada de su castillo donde nunca mas vería la luz del sol hasta su muerte.

NOTA: Cuento inspirado en los Hermanos Grimms

1 comentario:

  1. que jodidamente fantástico *-----*
    buah me gustaría que hubiese sido más largo para poder leer más XDD (suele pasar, no?) es genial ^^

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